Construir Futuro: Una Plataforma para la Acción Política Transformadora desde Sudamérica

Alvaro Campana Ocampo

Macarena Energici – Instagram @fotografa.feminista

Del 7 al 9 de abril del presente año, en Santiago de Chile, se llevó a cabo el Encuentro Sudamericano de referentes políticos y sociales denominado “Construir Futuro”. Con referentes de diversos países de Sudamérica (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay) muchos de ellos y ellas con funciones parlamentarias, como de gobierno y oposición en sus respectivos países, así como animadores de procesos reflexivos, formativos y de acción política, se llevó este encuentro que no busca crear una red o un espacio más, sino que busca aportar en términos generacionales y políticos una renovación de los impulsos transformadores que recorren el subcontinente desde la resistencia popular al neoliberalismo de los años noventa del siglo pasado, el primer ciclo progresista, este nuevo momento signado por la emergencia de un segundo ciclo progresista pero también por el desafío de la ultraderecha.

No se trata de forjar un espacio para coordinar declaraciones, sino se tiene la expectativa de, tomando como horizonte a Sudamérica y Latinoamérica, gestar formas de acción política desde la reflexión, la formación, y el impulso de iniciativas políticas a todo nivel, articulando para ello prácticas y experiencias que vienen desplegando las diversas organizaciones sociales y políticas progresistas y de izquierdas. Se trata de una propuesta con carácter generacional pues se reconoce que toda la primera ola de cambios que emergió contra el neoliberalismo ha forjado, más allá de sus liderazgos fundadores, a toda una nueva generación de militantes que asumen deben enfrentar desafíos particulares como hacer de puente con las generaciones futuras para construir una Latinoamérica nueva en un mundo nuevo, parafraseando a José Carlos Mariátegui.

¿Cuáles son esos desafíos particulares? Como lo mencionó en su intervención en el evento público del Encuentro el ex vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera estamos en un “tiempo liminar”, un momento de transición histórica en la que está en juego la definición del futuro, en medio de la descomposición de la globalización neoliberal, el declive de los Estados Unidos y grandes incertidumbres que vive la humanidad. Un momento histórico importante al que vale la pena entregar esfuerzos y que requerirá una disputa de la imaginación, de proyectos que deben ayudarnos a superar las múltiples crisis que abaten a la humanidad desde una perspectiva de los pueblos, o de los grupos dominantes. Con ello está también el desafío de la ultraderecha, que ante el fracaso de la democracia liberal y los vacíos que hay en alternativas a la izquierda, construye su propia base popular, asedia a los gobiernos populares y forja salidas autoritarias cuando las elecciones no le son funcionales. Este momento exige no sólo actualizar las políticas públicas progresistas, o insistir solo en triunfos electorales, sino una actualización de las estrategias de poder para forjar salidas más de fondo.

Imaginación política, salidas de fondo, disputa de los sentidos comunes, construcción de poder popular y defensa y radicalización de los procesos de cambio deben ayudar a superar posiciones “defensistas”, normalizadoras, de mera gestión de lo establecido, dado el momento de polarización social y política, y un ánimo profundamente destituyente que recorre a los y las ciudadanas de nuestros países que cuestionan los límites de lo establecido y que buscan alternativas más radicales que pueden llevarlas a ser parte de una ofensiva democratizadora mayor o a ser tentadas por salidas autoritarias que las derechas hábilmente buscan vender como más eficaces frente a los fracasos de los estados neoliberales para garantizar seguridad y certidumbre: las derechas buscan la restauración autoritaria de un poder que han ido perdiendo, especialmente en América Latina lo que las ha ido radicalizando hacia las posiciones más reaccionarias y neofascistas que atentan contra los derechos de los trabajadores, las mujeres, los pueblos indígenas, la naturaleza, la soberanía.

América Latina está llamada a ser la esperanza, una tierra de igualdad, de justicia social y ambiental, de seguridad humana y de paz, de democracia sustantiva y diversidad que pueda ser un aporte para la construcción de un mundo mejor que recoge lo mejor del pasado y que se proyecta a un futuro cuyo sentido y destino se disputa hoy mismo.

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