¿Cómo poner la vida antes que el dinero?

Pier Paolo Marzo

¿Qué tienen en común extorsionadores, empresas de salud que proveen sueros irregulares y mineros ilegales que matan trabajadores y dinamitan torres? Que ponen la ganancia capitalista por encima de la vida.

El inicio del año escolar estuvo acompañado de extorsiones en instituciones educativas, con pagos exigidos entre 10,000 y 20,000 soles para evitar ataques. Lo que nos recordó que la extorsión, además de ser un fenómeno criminal, es un fenómeno económico, un negocio lucrativo, una expresión cruda del capitalismo sin control. Por ejemplo, integrantes de la conocida organización criminal Los Pulpos (algunos de cuyos miembros fueron defendidos por el ex ministro fujitrol Santiváñez), han indicado que pueden conseguir hasta 230 mil dólares por cada acto delictivo. Su modus operandi incluye amenazas, secuestros y un sistema financiero para ocultar sus ganancias. Evidentemente, de fondo hay una situación moral: la búsqueda de ganancias a costa del miedo, la libertad y la vida de la gente. Lo que se ha facilitado con las normas dadas por el Congreso, de reducir el concepto de organización criminal de manera que no cubran a los integrantes con roles flexibles, así como las que limitan la colaboración eficaz para llegar a las cabezas de las organizaciones, o las que restringen las capacidades de intervenir en cuentas bancarias o las que limitan los allanamientos a sus integrantes, entre otras.  

De otro lado, la empresa farmacéutica Medifarma, propiedad del grupo familiar Picasso Candamo, ha sido responsable, por suministrar suero fisiológico con cantidades irregulares de sodio, de al menos 4 muertes, incluso la de una niña y la de una profesional joven, junto con otras 12 personas con daños cerebrales, tres de ellas con muerte cerebral. Estas últimas víctimas han tenido como corresponsables a la Clínica Sanna, que a pesar de que se habían reportado complicaciones graves, continuó utilizando el producto sin alertar a las autoridades competentes. Ambas empresas han descuidado sus mecanismos de control, cuidando, por el contrario, la maximización de sus beneficios en perjuicio de las personas usuarias del suero. Esto se facilitó por las normas de contrataciones que privilegian el criterio de menor costo, llevando a que se dé la buena pro completa a un solo postor, en este caso, la empresa de los Picasso Candamo. Y también por un reglamento que permite que los efectos adversos ocurridos en los establecimientos de salud, se reporten hasta 7 días después, en vez de en el plazo de un día, como era antes. Es decir, la normativa favoreciendo los capitales antes que las vidas.

Por su parte, el capitalismo sin control en la minería del oro ha llevado al extremo de asesinar a cinco trabajadores de la empresa minera La Poderosa y dinamitar torres eléctricas. Otra vez la ganancia a costa de la vida de personas y, además, de su ambiente.

Responder a estas expresiones retorcidas de capitalismo implica acortar el margen de ganancia de los propietarios inescrupulosos, estableciendo controles más rigurosos sobre las operaciones de las empresas, legales o ilegales, mencionadas, incluyendo el rastreo financiero de las ganancias mal habidas. Estas podrían ser inmovilizadas para asegurar las indemnizaciones a las víctimas.

Además de medidas legales, policiales o administrativas, urge un radical cambio de paradigma de éxito personal, familiar o empresarial, de forma que la vida sea considerada como valor central, antes que los capitales. Lo que supone fomentar una cultura en la que las personas y el ambiente adecuado para su desarrollo integral, sean más importantes que el dinero. Esto implica una intensa acción educativa y campañas comunicacionales que nos lleven a aspirar a que el Perú pueda ser un país para la vida.