Guillermo Valdizán
Sí, el maltrato a Juan Acevedo es un acto más de censura de parte de la dictadura. En su comunicado público de hoy, 16 de octubre, la Casa de la Literatura (dependiente del Ministerio de Educación) informa que «el premio entra en fase de formalización», cuando el 15 de agosto había publicado oficialmente que el premio que emitían desde hace más de diez años era en esta ocasión para Juan Acevedo, gran historietista. La pregunta es obvia ¿por qué entran a «formalizar» el premio cuando ya se había anunciado oficialmente su entrega del 2024 e incluso ya estaba convocado el evento para el jueves 24 de octubre?
Pero hay una pregunta menos obvia ¿el proceso del premio ha sido informal durante estos años? No es cierto. Karen Calderón, ex directora de dicha institución, ha precisado en sus redes sociales que: «Desde la creación de este homenaje o reconocimiento no se consideró necesario contar con una resolución ministerial, puesto que para diseñar y ejecutar una actividad literaria que promueva y difunda la obra y trayectoria de un escritor o escritora de nuestras letras basta el Decreto Supremo que crea a Caslit (D.S. 007-2008-ED) y el ROF del Minedu (2015), documentos legales, administrativos y normativos que establecen claramente sus objetivos y funciones». Como se puede apreciar con nitidez, el argumento de la formalización no es real.
Lo que sí se puede apreciar es el intento de censura y maltrato hacia uno de nuestros mejores historietistas, pero, ante todo, un trabajador de las artes y las culturas. El Ministerio de Educación, a cargo de Morgan Quero, operador político de Dina y tristemente célebre por su cinismo frente a vulneraciones de derechos humanos, es el responsable final de este atropello a la honra personal de Juan Acevedo, pero también a la libertad de expresión, el pensamiento crítico y los derechos culturales, que son la base para la vida democrática. Lamentablemente, este no es un caso aislado y se suma a la larga fila donde ya ha estado el historietista Carlín, la cantante Yarita Lizzeth, el artista y docente Chillico, entre tantos otros. Si esto no es una dictadura ¿qué es?