Pier Paolo Marzo R.

A un año de cumplir sus 70 años, Acción Popular ha quedado excluido del proceso electoral. ¿Qué pasó? El sábado 13 de diciembre el Jurado Nacional de Elecciones emitió la Resolución N.° 745-2025-JNE, que declara la nulidad total del proceso de elecciones primarias del partido porque en la lista de delegados enviada a la ONPE «se incluyó a ciudadanos que no habían sido elegidos en el proceso interno» el 30 de noviembre.. Y dado que el lunes 15 de diciembre se proclaman las listas ganadoras, es imposible convocar nuevas elecciones internas. En consecuencia, Acción Popular no tendrá candidaturas para la Presidencia, el Senado, la Cámara de Diputados y el Parlamento Andino. Y al no participar en el proceso electoral general, no podrá superar la valla electoral ni mantener representación congresal, lo que conllevará la pérdida de su inscripción ante el Registro de Organizaciones Políticas (ROP). Siendo un partido político con 4 presidencias de la República – aunque una, la de Merino, ilegítima -, vale la pena observar cómo llegó a esa situación.
1 El factor moral. La inobservancia de elementos éticos necesarios para la confianza dentro de cualquier organización, las socava. En este caso, el pre candidato Alfredo Barnechea no escatimó manipular al comité electoral nacional para que en 12 regiones se reemplazara a los delegados que las bases eligieron, por unos que votarían por él en las elecciones internas. Habrá pensado “el partido soy yo” y buscó servirse a sí mismo , despreciando a su pueblo partidario. Como en una fábula, podemos ver que la ambición, cuando no está temperada por la ética o el respeto a reglas orientadas al bien común, se convierte en una fuerza destructiva.
2 El factor institucional. Esa fuerza sólo puede generar efectos definitorios cuando los órganos internos no pueden contenerla. En este caso, una suplantación tan grosera no surge de repente. Sólo se explica como parte final de un proceso de descomposición de larga duración, donde transgresiones previas no corregidas habían socavado toda la estructura. En general, las instituciones nunca mueren de un día para otro. Y los enemigos externos, las derrotas electorales o los cambios de contexto pueden debilitar a un partido, pero es la traición o desafección interna lo que suele definir su sobrevivencia.
Este fenómeno no es exclusivo de los partidos políticos. Puede ocurrir en una empresa donde un ejecutivo prioriza su bono a la salud financiera de la compañía, una ONG donde un directivo utiliza recursos para aumentar su poder personal, o en una familia donde un miembro manipula a los demás para obtener un beneficio propio. En todos los casos la subordinación del bien común al interés individual, erosiona la confianza, que es base de la cooperación. Sin ellas la organización colapsa. Lamentablemente, Perú y parte del mundo han venido sufriendo el embate de mensajes que bajo el marco ideológico del neoliberalismo, ensalzan un tipo de individualismo depredador que acepta el “todo vale” como regla de juego. Esto no solo deteriora la vida social, sino que desconoce la naturaleza social de los humanos.
Nos corresponde reconocer esta naturaleza para construir o fortalecer organizaciones que sustenten un nuevo orden social, adecuado a un buen vivir.
