Pier Paolo Marzo R.

Formar alianzas, en todas partes, tiene sus dificultades. Pues supone salir del ego-centrismo, mecanismo infantil de defensa psicológica que cuándo no se supera, acecha con trampas nuestro desarrollo adulto. Es más fácil caminar solo, al propio ritmo, que hacerlo acompañado. Esto, que ocurre desde las alianzas matrimoniales hasta las societarias o empresariales, es aún más difícil en Perú, y aún más en el de estos tiempos, signado por la fragmentación política y la desconfianza social. En efecto, el informe de desarrollo humano de 2025 para Perú, indica, a partir de datos del Latinobarómetro, que sólo el 10% de los peruanos y peruanas consideran que se puede confiar en la mayoría de las personas.
En ese sentido, ha destacarse el esfuerzo de las 5 alianzas que lograron presentar su documentación para formalizar sus acuerdos electorales:
+ Unidad Nacional, del Partido Popular Cristiano (PPC), Unidad y Paz y Peruanos Unidos: ¡Somos Libres!, que ya anunció como candidato presidencial al general y actual congresista Roberto Chiabra, que perteneció a Alianza por el Progreso.
+ Fuerza y Libertad con Fuerza Moderna, encabezada por la exministra Fiorella Molinelli, y Batalla Perú del gobernador de Junín Zósimo Cárdenas.
+ Ahora Nación, con el partido político del mismo nombre, de Alfonso López Chau, con Salvemos al Perú, de Mariano González; aunque un representante legal de esta organización ha indicado que no se ha cumplido con la normatividad interna
+ Frente de los Trabajadores y Emprendedores, del Partido de los Trabajadores y Emprendedores dirigido por Napoleón Becerra, con Primero la Gente, de Marisol Pérez Tello.
+ Nuevo Perú por el Buen Vivir, que tiene como candidato presidencial a Vicente Alanoca Arocutipa, con Voces del Pueblo, de Guillermo Bermejo. Ellos han nucleado además a Unidad Popular, representado por Duberlí Rodríguez y Tierra Verde, liderado por Germán Altamirano, lo que hace más notable el esfuerzo de construcción de su alianza
En conjunto, esto muestra que sí hay espacio en Perú para la razonabilidad, la capacidad de subordinar los egos a intereses comunes más importantes y vencer las barreras burocráticas de los procedimientos electorales. Y recuerda la conclusión de la teórica política Hannah Arendt, quien en su compilación “¿Qué es la política?” (1997, p.45) señala que “La política se refiere al estar juntos, los unos con los otros, de los diversos.”
Sin embargo, la trampa del egocentrismo nos sesga para pensar que lo bueno es solo lo que se parece a mí (trampa exacerbada por los algoritmos de plataformas electrónicas), así que pronto podríamos ver que los espectadores afines a unos criticarán a los otros, encontrando razones para ello. Como ciudadanos y ciudadanas hemos de reconocer esas trampas para evitarlas y más bien, ser guardianes de que los principios en los que se basan los acuerdos sean seguidos por quienes los suscribieron.