¿Qué nos dicen las planchas electorales inscritas y qué está en juego más allá de ellas?

Pier Paolo Marzo R.  

Octubre terminó con la presentación las planchas de candidaturas a la presidencia de la República y a las dos vicepresidencias, dentro de las 39 organizaciones políticas en las elecciones generales que concluyen el 2026. Algunas, como las de Fuerza Popular, Renovación Popular y Alianza por el Progreso, en actividades usando recursos públicos congresales, aprovechando la incorporación del artículo 25-A al Reglamento del Congreso que habilita a congresistas a realizar actividades partidarias dentro de su semana de representación, en horario laboral. Pero incluso contando con la ventaja que esta norma les da, se descubrió que Fuerza Popular usó una cámara de filmación del Congreso de la República en su suntuosa presentación, de forma tan evidente que esta entidad ha sacado un comunicado indicando que el trabajador a cargo de dicha cámara ha renunciado, luego de que se le abriera un procedimiento administrativo disciplinario.

Este no es un hecho aislado, sino un síntoma. El abuso de poder se combina con una estructura partidaria arcaica: el «partido con dueño». Keiko Fujimori, César Acuña y Rafael López Aliaga no admiten competidores internos. Este caudillismo, que convierte al partido en un instrumento personal, es replicado por otras 26 organizaciones. Una consecuencia es que allí los programas o propuestas de gobierno resultan irrelevantes, pues finalmente sólo importará la voluntad o quizá el capricho (como ya lo vimos en la alcaldía de Lima Metropolitana) de la figura presidencial.

En contraste, 10 organizaciones políticas han inscrito más de una plancha presidencial. En estos espacios, la candidatura se definirá en elecciones internas entre el 30 de noviembre y el 7 de diciembre. Se trata de la alianza electoral Venceremos y los partidos políticos Acción Popular, Avanza País, País para Todos, Partido Morado, Perú Moderno, Primero la Gente, Partido Regionalista de Integración Nacional  y .Salvemos al Perú. Esto da margen para pensar que existe una estructura con independencia de las candidaturas y por ende, con capacidad de propuesta también independiente.

Ojo, no solo miremos a la presidencia. En un contexto donde la nueva Constitución de 2024 debilita al Ejecutivo y fortalece al Congreso, mirar con atención las vicepresidencias y las listas congresales, es clave. Atendiendo a que tendremos que elegir diputaciones y senadurías departamentales, así como senadurías nacionales. Por ello hemos de estar alerta ante la intención de aproximadamente 80 de los 130 congresistas actuales de buscar la reelección, incluyendo 19 de los 20 de Fuerza Popular, 9 de Alianza por el Progreso y 7 de Perú Libre. Frente a esto, la campaña ciudadana “POR ESTOS NO” cobra fuerza, buscando cortar de raíz estas aspiraciones.

En suma, el actual proceso electoral es más que una competencia entre las 39 organizaciones en contienda. Es una pulseada entre dos fuerzas: la de quiénes actualmente ejercen el poder político en perjuicio del bien común y quieren conservarlo, frente a la de una ciudadanía que exige un recambio político. Y contamos con un defecto de diseño como ventana de oportunidad para corregir la degradación de la vida política y social: Perú es un país donde cada 5 años se puede renovar a la totalidad de congresistas. De nosotros depende aprovecharla.