Elecciones en EEUU: colonialidad, raza y sistema electoral*

Re-publicamos el análisis de Gerardo Rénique sobre «Elecciones en EEUU: colonialidad, raza y sistema electoral» por su vigencia en el contexto electoral actual. Su exploración sobre la colonialidad y el racismo estructural del sistema electoral estadounidense ilumina cómo el «colegio electoral» continúa limitando la representación democrática, especialmente de comunidades racializadas. En un entorno donde el miedo al cambio demográfico y el aumento de discursos supremacistas polarizan aún más a la sociedad, este texto invita a reflexionar sobre las raíces coloniales de las democracias modernas y cómo estas moldean los conflictos de poder y ciudadanía en Estados Unidos hoy.

Gerardo Rénique**

Hasta este momento -cinco semanas antes de las elecciones del 3 de noviembre- las encuestas muestran consistentemente a Biden superando a Trump tanto en la intención del voto como en términos de preferencia. El más reciente análisis del agregado de todas las encuestas practicadas a nivel nacional, indica que el candidato Demócrata J. Biden mantiene un 78% de probabilidades, contra solo 21% de Trump, de ganar las elecciones presidenciales. También señalan que se mantiene adelante tanto en el llamado “voto popular” con un 52.7% sobre el 46% de D. Trump, como en el “voto electoral” con 62 votos más de los 270 necesarios para lograr la presidencia según el anacrónico, absurdo y enrevesado sistema del “colegio electoral.”[1] A nivel estatal sin embargo la diferencia entre ambos candidatos es más estrecha. Según el sistema del “colegio electoral”, cada estado tiene un número fijo de votos electorales que se adjudican al ganador en un particular estado, independientemente del margen de diferencia de votos.

Similar ventaja daban también las encuestas a Hillary Clinton semanas antes de la elección del 2016. Llegada la elección, Clinton obtuvo tres millones más de votos que Trump del llamado “voto popular” -la suma total de los votos individuales a favor de un particular candidato-. Sin embargo en el voto electoral, el decisivo para ganar la presidencia, sus 227 “votos electorales” se quedaron cortos ante los 307 logrados por Trump. De los 80 votos electorales obtenidos por Trump, más de la mitad (46) los obtuvo en tres estados en donde éste se impuso por escasos 80,000 votos (0.06% del total) sobresu rival demócrata. Tres estados del viejo cinturón industrial (iron belt) una extensa región decimada y transformada por la globalización en el hoy dilapidado “cinturón de óxido” (rust belt) cuya clase obrera, otrora sólida base electoral demócrata que le dio el triunfo a Obama en dos elecciones consecutivas y que, frustrada con sus incumplidas promesas, desertó a favor de Trump en las elecciones del 2016.[2]

Para asegurar su triunfo de manera rotunda, indican analistas, el candidato demócrata deberá ganar con un margen de diferencia de 6 a 7 millones de votos sobre su contrincante. Con menores márgenes de diferencia las probabilidades de un triunfo de Biden disminuyen exponencialmente. Con un margen de diferencia del 5 al 6% Biden tiene un 98% de probabilidades de triunfo que disminuyen a 46% si la diferencia fueradel 2 al 3% y al 22% si solo ganara por un margen del 1 al 3%. Habiendo manifestado su intención de cuestionar el resultado de la elección para lograr derrotar a Trump es imperativo que los demócratas obtengan el mayor margen posible de diferencia en el voto electoral.

Creado por el llamado “compromiso de 1876” entre los estados del norte y del sur después de la Guerra de Secesión (1861-1865), el sistema del “colegio electoral” fue diseñado con el doble propósito de restringir el peso electoral del voto negro y, al mismo tiempo, potenciar el voto blanco y la representación política de la derrotada esclavocracia de los estados del sur. Herencia político-cultural del “capitalismo de colonos” que diera origen a una nación construida sobre la eliminación de pueblos indígenas, la subyugación de trabajadores esclavizados africanos y afrodescendientes, la expansión territorial y el intervencionismo neocolonial, el “colegio electoral” representa el mayor obstáculo a una real democracia y la soberanía ciudadana.[3]

En las condiciones sociales y demográficas actuales el sistema del colegio electoral favorece sobre todo a los estados del centro del país con mayoría de población blanca, conservadora y de edad avanzada. Institucionalizando al mismo tiempo la sub-representación de comunidades oprimidas que, sin derecho al voto, son consideradas en el conteo censal por el cual se establece la representación política correspondiente a cada estado. El número de votos electorales asignados a cada estado es igual al número de senadores y congresistas que lo representan en el poder legislativo. Mientras que cada estado tiene un número fijo de dos senadores, su número de congresistas está determinado por la cantidad de sus habitantes. Con una población de poco más de medio millón de habitantes, en su gran mayoría blancos, el estado de Wyoming tiene asignados tres votos electorales, mientras que California con una de las poblaciones étnica y racialmente más diversas del país y con cerca de 40 millones de habitantes, cuenta con 55 votos electorales. De esta manera 1 voto electoral de Wyoming es equivalente a 3.1 votos electorales del estado de California.

Siguiendo a Quijano el colegio electoral vendría a representar una manifestación de la colonialidad de un poder heredero del capitalismo de colonos (settler capitalism) fundado sobre el despojo de los pueblos originarios, explotación de esclavos de origen africano y de trabajadores de origen europeo. Poder que habiendo sido sacudido por una cruenta guerra civil (1860-1865) que acabó con la esclavitud y que, a pesar de la proclamación del Acta de Derechos Civiles de 1964 prohibiendo toda forma de discriminación y segregación racial, no logra eliminar el racismo sistémico arraigado en las instituciones políticas y mecanismos de control político y social. Racismo sistémico intensificado en la última década al ritmo de la profundización de la crisis y de la transformación demográfica del país, que han estimulado a la vez el fortalecimiento y resurgimiento de identidades supremacistas blancas.

Según especialistas, la publicación de un reporte de la Oficina del Censo (Census Bureau) del 2018 señalando que para el 2050 las “minorías” étnica y raciales constituirán más de la mitad de la población, genero un “miedo blanco” al cambio demográfico que paulatinamente, y al ritmo de una radical concentración del ingreso y deterioro de las condiciones de vida y trabajo de las grandes mayorías, evolucionó en una manifiesta hostilidad racial. Un miedo considerado lo suficientemente poderoso para alterar actitudes raciales, tendencias políticas y preferencias electorales, aun entre aquellos sectores identificados como liberales y tolerantes.[4] De la publicación del reporte a la fecha, el crecimiento de la población no blanca -mayoritaria en más de 100 condados (equivalentes a provincias en el Perú) y entre niños menores de 15 años- ha dado lugar a opiniones divididas influenciadas por diferencias regionales, generacionales y por lugar de residencia. Los más altos niveles de aceptación a la diversidad demográfica y de tolerancia racial se registran entre menores de treinta años de todas las razas. Para ciertos sectores de las elites políticas y económicas, la diversidad demográfica, sus sectores juveniles en particular, “representan el motor de crecimiento del futuro”.[5]

De otro lado, entre sectores de la población blanca en las regiones económicamente más deprimidas del país, la diversidad racial despierta sospechas y desconfianza e incentiva el endurecimiento de la identidad blanca. Regiones localizadas sobre todo en regiones del centro y medio-Oeste del país con economías agrícolas en decadencia; en el viejo “cinturón industrial” (industrial belt) transformado hoy en el dilapidado “cordón de óxido” (rust belt); y en zonas manufactureras suburbanas de menor competitividad. Regiones afectadas por el alto desempleo, inestabilidad laboral, bajas remuneraciones y en la última década azotadas por la epidemia de adicción a los opioides. Galvanizados por la retórica racista y xenofóbica de Trump y encandilados por el nostálgico lema de su campaña de “hacer América grande otra vez” -“hacer América blanca otra vez” en elcodificado lenguaje racial estadounidense- los votantes de estas regiones del país fueron cruciales para llevarlo a la presidencia.[6]

Hacia estos votantes dirige nuevamente Trump su campaña apuntando a lograr el margen mínimo de votos que, si le es favorable, le permita volver a obtener la mayoría del voto electoral o, si favorece a Biden, cuestionar los resultados. De darse esta segunda opción la elección desembocaría en una crisis constitucional. Un escenario hasta este momento inédito en la historia de este país. Crisis que si bien de resultado incierto no estará exenta del caos y violencia incitados por la violencia estatal en contra de los movimientos sociales y protesta ciudadana, así como por el accionar de grupos -algunos de ellos armados- de ultraderecha galvanizados por la inflamatoria y violentista retórica del mismo Trump.


* Publicado en Revista Ojo Zurdo n. 10, Octubre 15, 2020

**Profesor Emérito, City College, City University of New York.

1 FiveThirtyEight, 2020 Presidential Election Forecast. https://projects.fivethirtyeight.com/2020-election-forecast/

2 Tina Nguyen, You Could Fit All Voters Who Cost Clinton Election In A Mid-Size Football Stadium, Vanity Fair, Diciembre 1, 2016. https://www.vanityfair.com/news/2016/12/hillary-clinton-margin-loss-votes

3 Wilfred Codrington, The Electoral College Racist Origins. Atlantic,Nov. 2019 – https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2019/11/electoral-college-racist-origins/601918/ Victor Wallis, Capitalism Unhinged: Crisis of Legitimacy in the United States. Socialism and Democracy,Vol. 31, n. 3, noviembre 2017- https://socialism.mayfirst.org/issue/75/capitalism-unhinged-crisis-legitimacy-united-states

4 Brian Resnick,“White fear of demographic change is a powerful psychological force”. Vox, enero 28, 2017.https://www.vox.com/science-and-health/2017/1/26/14340542/white-fear-trump-psychology-minority-majority

5 William Frey, “Less than half of US children under 15 are white, census shows”, Brookings Education Blog,24 Junio 2019. https://www.brookings.edu/research/less-than-half-of-us-children-under-15-are-white-census-shows/“The U.S. will become minority white in 2045, census projects”. Brookings Education Blog,Marzo 14, 2018 https://www.brookings.edu/blog/the-avenue/2018/03/14/the-us-will-become-minority-white-in-2045-census-projects/

6 Para un análisis de la base electoral de Trump al momento de la elección del 2016 véase, G. Renique, “Presidencia Trump: Crisis neoliberal y decadencia imperial”. Otra Mirada, Enero 17, 2017. http://www.otramirada.pe/presidencia-trump-crisis-neoliberal-y-decadencia-imperial